La necesidad de cubrir los importantes gastos de los litigios en los que se vio envuelto el Alarde obligó a los organizadores a recaudar fondos que los cubrieran. Entre otras medidas para obtener financiación se puso en marcha un bar durante las fiestas. El 1 de septiembre de 2001 se abrió por primera vez.
Su peculiaridad estaba en que era atendido por miembros de las Unidades y Compañías del Alarde. En nuestro caso, dado que eran fechas en las que muchos de nuestros miembros habían vuelto a sus ciudades de origen a trabajar o a examinarse como es el caso de los más jóvenes, contábamos con la ayuda de nuestras incansables féminas en el turno que nos correspondía atender el Bar.
Vistiendo sus polos distintivos y apoyados por un profesional que los coordinaba, los voluntarios atendían con su mejor intención al comprensivo público que esperaba con paciencia espartana su pintxo o su zurito.
Esta sistema de funcionamiento se utilizó hasta 2010. A partir de 2011 el mecanismo consiste en ceder a determinados establecimientos el uso de la "marca" a cambio de un importe fijo.
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