El santuario de Guadalupe ocupa un emplazamiento privilegiado. Desde su sombreada plazuela, situada a 215 metros sobre el nivel del mar, se divisa uno de los más hermosos paisajes del Bidasoa y de la bahía de Txingudi. Los graciosos contornos del estuario aparecen trazados con la exactitud de una carta geográfica.
Mirando a tierra, los alegres caseríos del Jaizkibel, los tejados y las murallas de la vetusta Fuenterrabía, frente a Hendaya, con su pequeña iglesia fortaleza.
Luego los barrancos, entre los que se abre paso la carretera a Navarra y el bronco paisaje montañoso que tanto asustaba a los viajeros de la época romántica.