Podemos leer...La Virgen de Guadalupe y Fuenterrabía por Carmelo de Echegaray «La devoción de los hijos de Fuenterrabía a la Virgen de Guadalupe no sólo ha sido devoción individual, íntima y profunda, sino devoción colectiva.
A la Santa Madre de Dios que tiene un trono en las estribaciones del Jaizquibel invoca el pescador en su lucha con los furores del Cantábrico; a Ella acude también en demanda de consuelo el pecho atribulado de la que teme perder al hijo de sus entrañas; a Ella también el enfermo que aspira a recobrar el tesoro inestimable de la salud; a Ella, en suma, todos cuantos gimen bajo el peso de la contrariedad y sienten mordidas sus entrañas por el diente del infortunio. En esta devoción a la Virgen de Guadalupe, concuerdan todos, con tal que sean ondarribiarras: ricos y pobres, ancianos y jóvenes, hombres y mujeres. Ella es el amparo y el sostén de todos.
Y por eso, cabalmente, porque todos la invocan y para acoger a todos tiene su manto protector y amoroso, por eso es patrona de la Ciudad, que en todos los momentos solemnes, en todos los momentos históricos de su vida -ejemplo el memorable sitio de 1638- ha solicitado el patrocinio de la Virgen de Guadalupe y ha invocado a la Celestial Señora, llamándola con el nombre en que los hermanos ponemos todas las mieles y todas las ternuras de que somos capaces: con el nombre dulcísimo de Madre». |
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